Tú sabías lo que se está escondiendo en lo más profundo de la Sierra Madre Occidental allá por Chihuahua? Porque mira… lo que hay ahí no es cualquier cosa. Se llama Barrancas del Cobre (míralo), y no es un cañoncito cualquiera, no señor. Es un sistema de 20 cañones que, le da cuatro vueltas al famosísimo Gran Cañón de Arizona. ¡Cuatro!
Son 60,000 km² de puro drama geográfico: más angosto, más profundo, y con una vegetación que parece sacada de un cuento. Pero aquí no termina… porque esa zona es el hogar ancestral del pueblo Tarahumara o Rarámuri, que han vivido ahí por generaciones, guardando su cultura, sus leyendas y toda una historia que empezó a mezclarse con la llegada de los españoles allá por el siglo XVII.
Y ya si eso no te emociona, esa zona debería ser reserva ecológica nacional y hasta patrimonio de la humanidad. Porque los ríos, con el puro paso del tiempo, han ido tallando 16,000 km de desfiladeros entre piedras volcánicas, ¡como si fueran escultores profesionales!
Y la flora y fauna. Arriba, en lo alto de las montañas, hay de todo: pinos, robles, encinos, coyotes, águilas, venados y hasta pájaros carpinteros. Pero no sabes, más abajo hay plátanos, papayas, mangos, cactáceas, pericos, guacamayas… ¡un carnaval tropical dentro de un cañón volcánico!
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UN VIAJE EN EL TIEMPO
Según cuentan, las majestuosas Barrancas del Cobre fueron formadas en los movimientos del mundo, cuando las piedras aún eran blandas, moldeables como arcilla celestial. Pero claro, eso es lo que se dice entre los que gustan de los relatos antiguos. Lo cierto es que, hace aproximadamente 20 millones de años, los movimientos tectónicos comenzaron a esculpir este paisaje sin igual, extendiéndose hasta abarcar unos imponentes 60,000 km². Una transformación que dejó profundas grietas en la tierra y dio lugar a estas formaciones espectaculares que hoy se admiran.
Lo curioso es que, pese al paso de los siglos, los pueblos de la Sierra Tarahumara como Creel, Ocampo y Urique han logrado conservar sus tradiciones. Una fusión fascinante entre naturaleza y cultura viva que convierte a las Barrancas en algo más que un simple destino turístico.
Y aquí viene lo verdaderamente interesante: cuando los primeros europeos se aventuraron por estos rumbos, allá por finales del siglo XVI, se toparon con una tierra habitada por diversos grupos indígenas. De todos ellos, sólo cuatro han logrado perdurar hasta nuestros días: los tarahumaras los más numerosos y que han permanecido por ahora, los tepehuanes, los pimas y los uarojíos. Una herencia viva que, pese a los siglos, aún resiste en lo profundo de la sierra.

HABLEMOS UN POCO DE LA COMUNIDAD TARAHUMARA
Si de historias interesantes se trata, no podemos dejar de hablar de los Tarahumaras, también conocidos como Rarámuris que en su lengua significa, ‘los de los pies ligeros’. Y no es un apodo gratuito. Este pueblo indígena, originario del norte de México, ha habitado la imponente Sierra Madre Occidental, en Chihuahua, desde hace aproximadamente 15,000 años. Sí, ¡quince mil!. Y lo verdaderamente asombroso es su extraordinaria capacidad para correr distancias que dejarían sin aliento a cualquiera.
Ahora, como suele ocurrir en estas historias, la colonización dejó su huella. Los Tarahumaras perdieron gran parte de sus tierras y riquezas bajo dominio español, pero aquí viene el dato que pocos mencionan, no se quedaron de brazos cruzados. Protagonizaron varias rebeliones a lo largo del tiempo, siendo especialmente notables en 1876, 1895 y 1898. Todas con el claro objetivo de recuperar lo que les fue arrebatado. Y aunque el camino no ha sido fácil, hoy en día aún habitan gran parte de la Sierra Tarahumara, manteniendo viva su identidad y tradiciones como si el tiempo no hubiera pasado.

¿Qué esperas para conocer las increíbles Barrancas del Cobre?
